Hoy celebramos la fiesta de Santo Domingo de Guzmán, fundador de la Orden de Predicadores y contemporáneo de nuestro Santo Francisco de Asís. Por la mañana, la celebración Eucarística ha sido presidida por Fray Stanisław GRYŃ, Ministro provincial de la Provincia de los Santos Cirilo y Metodio en República Checa.
La homilía se ha centrado en la “sabiduría de la cruz” predicada por San Pablo. Para nosotros franciscanos debería ser “normal” aceptar esta realidad de vida, pero formamos parte de este mundo, siempre reacio en la aceptación del sufrimiento. Por esto Fray Jude nos ha compartido su testimonio de vida, recordándonos que, si queremos consumar nuestra existencia por amor, es necesario aceptar su sabor dulce-amargo juntamente.
En el transcurso de la mañana, las votaciones casi concluyen el Capítulo III de las Constituciones renovadas.
Entre los temas que se trataron, recordamos el nuevo matiz que el texto da a la colaboración con toda la familia franciscana. Es un signo de los tiempos el hecho de que, siguiendo al Papa Francisco, contemos ya con experiencias de vida en conjunto entre las órdenes minoríticas mayores. Traigamos a la memoria la experiencia del convento inter-obediencial de San Francisco en Rieti (Italia); en él participan un fraile por cada familia de los Menores, Capuchinos y Conventuales. En paralelo, existe también un convento en Emaús (Tierra Santa) donde nuestros hermanos colaboran con los Frailes Menores.
Otro aspecto que refleja nuestros tiempos, es el haber integrado entre las características de nuestra fraternidad, el llamado “espíritu de Asís”. Iniciado por el Santo Papa Juan Pablo IIcon sus encuentros de oración entre los representantes de las diversas religiones, el compromiso del diálogo con las otras confesiones de fe se ha vuelto una necesidad; nosotros podemos dar nuestro aporte, partiendo de la decisión de San Francisco de presentarse pacíficamente ante el Sultán.
Por la tarde se continuó con la discusión sobre el próximo Capítulo general ordinario. La mayoría quisiera elegir Asís como sede; lo difícil es encontrar un lugar que pueda garantizar la estancia de todos los capitulares en un mismo lugar, así como los espacios adecuados para los trabajos en asamblea y en los grupos.
Cronista: Fray Aurelio ERCOLI